Educación Sexual Integral



EDUCACIÓN

 SEXUAL

INTEGRAL


“Subsisten en el nivel de los estereotipos en buena medida concepciones tradicionales que revelan que, incluso los jóvenes, siguen adhiriendo a expectativas de roles diferenciados según género que ubican a las mujeres en el ámbito doméstico y en la esfera de la afectividad y a los varones en el ámbito público y en la esfera instrumental [...]

Todavía se concuerda con frases del tipo: ‘por lo general las mujeres que sufren violencia por parte de sus maridos o parejas algo habrán hecho o se lo habrán buscado’ o ’el hombre que parece más agresivo es más atractivo’”.

La escuela puede aportar a la transformación de las bases culturales que favorecen relaciones desiguales entre los géneros revisando y modificando aquellas concepciones y prácticas que se inscriben en esas mismas matrices simbólicas; pero también promoviendo y resaltando todas las iniciativas orientadas a generar condiciones para la igualdad, la tolerancia y la convivencia saludable entre los géneros.

Objetivos:

• Reconocer el carácter restrictivo de los estereotipos de género.
• Desnaturalizar creencias que favorecen prerrogativas y el control masculino en las interacciones de pareja.
• Identificar las diversas expresiones que dan cuenta de condiciones de inequidad entre mujeres y varones: en el lenguaje, en las costumbres, en la ocupación de los espacios de poder, etcétera.
• Promover el desarrollo de las singularidades y libertades en la construcción de la propia identidad, ejercitando las decisiones personales y el autocuidado.

Actividad

En esta primera actividad se propone identificar y debatir junto a los estudiantes las características que ha asumido a lo largo del tiempo la cultura de inequidad entre los géneros, como un proceso que ha promovido patrones jerárquicos y asimétricos en las vinculaciones de pareja, pero que también ha incluido momentos de replanteos y de transformaciones.
Consignas de trabajo

1- A lo largo de una semana se realizarán entrevistas a mujeres y varones de distintas generaciones consultándoles:

• Cuando era chica/o, en su casa, ¿qué cosas tenía que hacer porque era mujer/varón?
• ¿Qué ideas tenían en la familia sobre el comportamiento propio y adecuado en los varones y en las mujeres?
• ¿Qué le han trasmitido en cuanto a los modos esperables de relacionarse con la pareja como varón o como mujer?

2- Reunidos en grupos, compartir la información relevada en las entrevistas y organIzarla  de acuerdo con las tres preguntas efectuadas, aclarando el sexo y la edad de las personas que han contestado.

Analizar la información y responder a las siguientes preguntas:

• ¿Qué cualidades aparecen asignadas como propias de las mujeres y de los varones?
¿Encontraron cualidades que hayan sido asignadas a ambos géneros por igual?
• ¿Observaron diferencias entre las respuestas dadas por personas de diferentes
edades en lo que respecta a las cualidades atribuidas al género?
• ¿Encuentran diferencias entre las respuestas dadas por personas de diferentes
edades y géneros en torno a los modos esperables de relacionarse con la pareja?
• Identifiquen si ha habido cambios (tomando las respuestas de personas de distintas edades) en los roles de género y en los modos de relación entre estos y, de ser así, mencionen aquellos que aportan a la mayor igualdad entre varones y mujeres. Argumenten las respuestas.
3- Con toda la clase realizar una puesta en común de lo compartido en los grupos aunando la información a través de un cuadro o esquema organizador que pueda resaltar las diferencias en las cualidades atribuidas al género y en los modos esperables de relacionarse con la pareja en función de ser varón o
mujer y de los cambios que se han dado en estos modelos a través del tiempo. La visualización de los cambios debe orientarse a poner en cuestión esos modelos como esquemas rígidos y excluyentes de otras posibilidades en tanto y en cuanto son ligados al sexo, a los aspectos biológicos y a una supuesta “condición humana” invariable, inmutable.

Conclusión: Hacer una síntesis de ideas donde la identificación del carácter sociocultural de la producción de modelos de género permita cuestionarlos en aquellos aspectos que restringen libertades y vinculaciones saludables.


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EDUCACIÓN

 SEXUAL

INTEGRAL


“Subsisten en el nivel de los estereotipos en buena medida concepciones tradicionales que revelan que, incluso los jóvenes, siguen adhiriendo a expectativas de roles diferenciados según género que ubican a las mujeres en el ámbito doméstico y en la esfera de la afectividad y a los varones en el ámbito público y en la esfera instrumental [...]

Todavía se concuerda con frases del tipo: ‘por lo general las mujeres que sufren violencia por parte de sus maridos o parejas algo habrán hecho o se lo habrán buscado’ o ’el hombre que parece más agresivo es más atractivo’”.

La escuela puede aportar a la transformación de las bases culturales que favorecen relaciones desiguales entre los géneros revisando y modificando aquellas concepciones y prácticas que se inscriben en esas mismas matrices simbólicas; pero también promoviendo y resaltando todas las iniciativas orientadas a generar condiciones para la igualdad, la tolerancia y la convivencia saludable entre los géneros.




Objetivos:

• Reconocer el carácter restrictivo de los estereotipos de género.
• Desnaturalizar creencias que favorecen prerrogativas y el control masculino en las interacciones de pareja.
• Identificar las diversas expresiones que dan cuenta de condiciones de inequidad entre mujeres y varones: en el lenguaje, en las costumbres, en la ocupación de los espacios de poder, etcétera.
• Promover el desarrollo de las singularidades y libertades en la construcción de la propia identidad, ejercitando las decisiones personales y el autocuidado.







Actividad:

Muchas de las leyes que han regido en nuestro país dan cuenta de los temas debatidos socialmente en un momento histórico determinado y de los derechos reconocidos para aquellos que, por distintas razones, requirieron de garantías especiales, tal como ha sucedido con las mujeres, los niños, las niñas y los adolescentes. En este sentido, analizar las leyes que progresivamente se han dirigido a reconocer los derechos de las mujeres a lo largo del tiempo nos permite visualizar cuáles les habían sido denegados previamente y lo que ello implicaba para su valoración social y subjetiva como también para los márgenes de decisión que les estaban permitidos en lo que concernía a sus vidas y a sus relaciones de pareja.

Consignas de trabajo

1- Reunidos en grupos, trabajarán sobre Leyes Nacionales que, progresivamente, han reconocido derechos negados previamente a las mujeres por su condición de tales. Lean el siguiente texto:

El primer Código Civil Argentino, creado en 1871, da muestras de que las mujeres en nuestro país, en ese momento histórico y hasta mucho tiempo después, carecían de capacidad jurídica. La regulación legal establecía que las mujeres se encontraban bajo la tutela o representación primero del padre y del marido después, quienes tenían autoridad para decidir por ellas.

En 1926, la Ley 11.357 de reforma del Código Civil amplió las capacidades de la mujer consagrando la igualdad jurídica con el varón mientras fuera soltera o viuda mayor de edad. Pero no se le otorgó esa igualdad a la mujer casada, ya que sólo se la autorizó a poder ejercer lo que se denominaba “trabajos honestos” sin contar con la autorización de su marido.

En 1947, la Ley 13.010 otorgó derechos políticos a las mujeres, que pudieron votar por primera vez; pero ello no garantizó su acceso a ser electas y ocupar lugares de decisión y de gobierno, para lo cual hubo que esperar una ley especial surgida recién en 1991.

Desde 1956, se fueron promulgando una serie de leyes sobre la igualdad de las remuneraciones a igual trabajo entre hombres y mujeres. En 1976, la Ley 20.744 autorizó a la mujer a celebrar toda clase de contrato de trabajo y se prohíbe cualquier tipo de discriminación en su empleo fundada en el sexo o en su estado civil.

Recién en 1985, la Ley 23.264 modificó el Código Civil y las mujeres casadas pudieron compartir la patria potestad con el marido y participar de la administración de los bienes de los hijos menores de edad. Se igualó a hijos matrimoniales y extramatrimoniales y se otorgó derecho a pensión a quienes habían mantenido uniones de hecho, es decir, sin estar casadas.


En 1985, mediante la Ley 23.179, se aprobó por parte del Estado Nacional la Convención Internacional sobre Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer aprobada por la ONU en 1979. Esta Convención, que adquirió en 1994 jerarquía constitucional, en su art. 5, disponía lo siguiente:
“Los Estados Parte tomarán todas las medidas apropiadas para: modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres; garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en todos los casos”.

En 1986, por el Decreto 2274 del Poder Ejecutivo Nacional, se derogó el Decreto 1659 de 1974, del Gobierno militar, que prohibía a los médicos asesorar a las mujeres sobre métodos anticonceptivos.

En 1987, por medio de la Ley 23.515, se reformó el Régimen de Familia incorporando al Código Civil el derecho a la elección conjunta del domicilio conyugal y a solicitar el divorcio vincular que disuelve el contrato matrimonial. Con estas reformas, la mujer casada pasó a tener casi los mismos derechos que su marido, aunque los bienes de origen no probado quedaban aún bajo la administración del varón.

En 1991, por Ley 24.013, se estableció el cupo del 30% de mujeres en las listas partidarias para ocupar cargos electivos.

En 1994 se promulgó la Ley 24.417 de Protección contra la violencia familiar.

En 1996 pasó a constituirse en Ley 24.632 la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, conocida como “Convención de Belem Do Pará” que, si bien no está incluida
en la Constitución Nacional, tiene aplicación obligatoria en todo el país.

En 2009 se promulgó la Ley 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia  contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.

2- Después de leer el texto, indaguen en el significado de aquellas palabras y conceptos que les resultan desconocidos, como por ejemplo “capacidad jurídica”, “patria potestad”, “prácticas consuetudinarias”, etcétera.

3-A continuación, amplíen los comentarios respondiendo a las siguientes preguntas:
• ¿Qué querrá decir el texto al afirmar que las mujeres carecían de Capacidad jurídica?
¿Y que su padre o marido constituían sus tutores o representantes legales?


• Piensen las posibilidades que les estaban negadas a las mujeres antes de estas leyes y de qué se buscaba protegerlas con cada progreso legislativo a su favor.
• Opinen sobre qué consecuencias podía tener en la cotidianeidad de las parejas y de las familias el no reconocimiento de esos derechos. Pueden ayudarse con  situaciones que hayan conocido por comentarios, a través de textos, películas, documentales, etc. Por ejemplo, en cualquier decisión importante en relación con los estudios, un viaje, la atención de la salud de los hijos, sólo era necesario contar con la firma del padre sin considerarse la voluntad de la madre.
• Piensen y debatan sobre los lugares ocupados históricamente por las mujeres y los varones como colectivo social, por ejemplo, las esposas relegadas a las tareas domésticas. Armen un grafitti que muestre una situación concreta. Reconozcan cuándo esos lugares representaban una restricción a su libertad y a sus capacidades y por qué. ¿Cómo creen que influirían dichas restricciones en el vínculo de pareja?

4- Pongan en común lo analizado en los grupos e intenten arribar a conclusiones que permitan seguir pensando con nuevas preguntas.

5-Como cierre del encuentro, los estudiantes  elaborarán una conclusión y una frase para la difusión de lo trabajado. Desde el rol docente resultaría acorde revalorizar todos aquellos contenidos que reelaboren las estudiantes atinentes al cuestionamiento de los mandatos sociales que han significado restricciones al crecimiento personal y de las parejas y a su visualización como construcciones socioculturales posibles de ser transformadas.















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